La practicidad ante todo
En el camping, cada ingrediente cuenta. El espacio es limitado, el equipo es básico y el tiempo suele estar marcado por las actividades al aire libre. Por eso la cocina en ruta prefiere platos únicos, versátiles, preparados en una sola olla y con pocos utensilios. El puré de tomate es ideal: se conserva fácilmente, no necesita refrigeración antes de abrirse y aporta sabor inmediato incluso a los platos más simples.
Sabores que saben a hogar, incluso lejos de casa
Llevar un toque de hogar al camping es posible con platos de corazón italiano. Un clásico atemporal es la pasta con salsa de tomate: pocos ingredientes, cocción rápida y un resultado que gusta a todos. Para quienes prefieren algo más contundente, los frijoles a la mexicana son perfectos: ricos en proteínas, sabrosos y fáciles de preparar con antelación. Y para un toque creativo, los huevos al tomate se preparan en pocos minutos y convierten un ingrediente sencillo en un plato memorable.
El arte de la improvisación
De viaje uno aprende a adaptarse, también en los fogones. A menudo se cocina con lo que se tiene a mano: un calabacín sobrante, pan duro, una lata de legumbres. En este juego de encajes, el tomate se convierte en la base ideal para infinitas variaciones. Basta calentarlo, añadir una pizca de sal, unas hierbas aromáticas, y el plato cobra vida.
Sabor a libertad
Cocinar en el camping es un gesto sencillo pero poderoso. Significa cuidarse a uno mismo y a los demás, incluso con recursos limitados. Significa detenerse, respirar y saborear el momento. Y con el aroma del tomate burbujeando en la cocina, cada etapa del viaje adquiere un sabor aún más especial.