TIERRA, AGUA, CORAZÓN: ESTOS SON LOS INGREDIENTES DEL TOMATE POMÌ

Cadena corta, producción italiana, trazabilidad, sostenibilidad. Estos son los factores que garantizan la calidad y autenticidad del tomate Pomì.

Porque la calidad de un producto acabado no depende solo de sus procesos de transformación, sino que nace principalmente de tres ingredientes: la tierra, el agua y el corazón de los agricultores.

El tomate Pomì se cultiva en los campos abiertos de la llanura Padana: son los terrenos de los agricultores asociados al Consorzio del Casalasco, idóneos para sembrar una planta rústica y versátil como el tomate y protegidos mediante la alternancia con otros cultivos, como trigo y maíz o soja, guisantes y remolacha, para mantener la riqueza y la fertilidad del suelo agrícola.

Aquí los cultivares son elegidos atentamente por los agricultores —corazón y manos del tomate— entre las propuestas de la oficina agronómica del consorcio, en un trabajo de equipo que garantiza características específicas de las variedades seleccionadas: productividad en el campo y cualidades organolépticas para la transformación.

El vínculo de las empresas agrícolas del consorcio con la tierra es muy fuerte. Por este motivo, la introducción de innovaciones contempla ante todo el tema de la sostenibilidad, para garantizar el respeto del territorio primero y del consumidor después.

El compromiso de Pomì empieza con la protección de un recurso fundamental y cada día más limitado: el agua. En los campos, la distribución se realiza de modo eficiente a través del riego por goteo y del uso de sondas específicas para medir constantemente la humedad del terreno.

Este sistema —que riega y abona al mismo tiempo— permite ahorrar hasta el 25 % de agua, dado que la distribución del agua y del abono se realiza de modo específico y puntual, sin derroches.

Porque para hacer el tomate es necesario defenderlo y esto significa ante todo proteger la tierra y el agua de la que procede.